La custodia segura de armas de fuego y munición es uno de los aspectos más críticos para las empresas de seguridad privada. En un sector altamente regulado como este, no solo es necesario cumplir con la ley, sino también garantizar que las instalaciones y equipos utilizados ofrezcan un nivel de protección acorde a los riesgos. El uso de un armero para empresas de seguridad privada no es solo una recomendación técnica, sino una exigencia normativa
Entre las medidas de seguridad física pasiva exigidas por la normativa vigente, se encuentra la instalación de cajas fuertes homologadas y su correcta ubicación dentro de las instalaciones. Tanto el diseño de estos elementos como su localización deben ajustarse a los requisitos establecidos por la normativa específica en materia de seguridad privada y custodia de armas.
Normativa para empresas de seguridad privada
Cualquier empresa que desee operar legalmente en el sector de la seguridad privada en España debe cumplir una serie de requisitos legales, técnicos y operativos, recogidos principalmente en la siguiente normativa:
- Ley 5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada, que regula el ejercicio de las actividades, servicios y medidas de seguridad que deben implementar estas empresas.
- Orden INT/314/2011, de 1 de febrero, por la que se regulan los aspectos concretos de las medidas de seguridad privada. Esta orden establece los criterios que deben cumplir las instalaciones, incluyendo las medidas físicas, electrónicas y organizativas, para garantizar una custodia segura del armamento.
Además, la normativa técnica, como la UNE EN 1143-1, establece los niveles de resistencia que deben cumplir los armeros y cajas fuertes destinados al almacenamiento de armas y munición. Esta norma sirve como referencia para clasificar los elementos de seguridad según su capacidad para resistir ataques físicos.
Es importante tener en cuenta que estas exigencias no solo afectan a la infraestructura de la empresa, sino que también repercuten directamente en la calidad del servicio prestado y en el nivel de seguridad ofrecido al cliente final. El incumplimiento puede dar lugar a sanciones, inspecciones desfavorables o, en los casos más graves, a la pérdida de habilitaciones.
Almacenamiento en empresas de seguridad: Cajas fuertes de Grado III para armero
El uso de armeros homologados es obligatorio para todas las empresas de seguridad privada que operan con armas de fuego. La normativa vigente establece la necesidad de contar con un espacio seguro destinado específicamente al almacenamiento de armamento y munición, cuyas características constructivas deben ajustarse a lo dispuesto en la Orden INT/314/2011.
Este espacio, recinto armero, debe estar ubicado dentro de las instalaciones autorizadas de la empresa y contar con paredes, techos, suelos y puertas con niveles de resistencia adecuados, que impidan accesos no autorizados y garanticen una custodia segura del armamento.
En aquellos casos en los que, por las características del edificio, no sea posible construir un recinto armero, se podrá autorizar la instalación de una caja fuerte de gran capacidad, también de Grado III y homologada, ubicada en un lugar seguro dentro de las instalaciones.

En el interior del recinto armero, en ambos casos, deben instalarse cajas fuertes de Grado III, homologadas conforme a la norma UNE-EN 1143-1, destinadas al depósito de armas de fuego y munición.
En cualquier caso, ya sea dentro de un recinto armero o en una instalación autorizada, las armas y la munición deben almacenarse siempre en cajas fuertes homologadas de Grado III.
Custodia separada de armas y munición: lo que exige la normativa
Aunque ambas forman parte del mismo sistema de seguridad, las armas y la munición deben almacenarse de forma separada. Así lo exige la normativa, y no es solo una cuestión técnica: separar estos elementos reduce significativamente los riesgos en caso de accesos no autorizados o incidentes dentro de las instalaciones.
Esta separación puede hacerse dentro de una misma caja fuerte, siempre que cuente con almacenamiento independiente, o en cajas independientes. Solo en casos específicos contemplados por la normativa, y bajo condiciones concretas, se permite una custodia conjunta.
Además del tipo de almacenamiento, es importante aplicar procedimientos internos que garanticen el control del acceso, el registro de movimientos y la revisión periódica de estos sistemas.
Resistencia y Seguridad
Para que una caja fuerte de Grado III mantenga su homologación, no basta con que cumpla los requisitos de fabricación: también debe estar correctamente instalada. La norma UNE-EN 1143-1 establece condiciones concretas sobre el tipo de anclaje y el lugar de instalación. Si no se respetan, la caja puede perder su validez como sistema de custodia homologado.
Por eso, es fundamental que la instalación la realice personal cualificado y que, cuando sea necesario, se disponga de certificado de instalación que acredite que se han seguido las especificaciones del fabricante. De lo contrario, la caja podría no superar una inspección o incluso considerarse fuera de normativa.
Organización Eficiente
La normativa establece que el armero debe contar con una capacidad adecuada para almacenar tanto las armas como la munición. No se trata solo de disponer de un espacio, sino de que el volumen del armero sea proporcional al número de armas y cartuchos que se custodian.
Es fundamental tener en cuenta los límites establecidos para la cantidad de armamento y munición permitidos, así como las dimensiones medias que considera la normativa para garantizar una custodia correcta y segura. Una mala organización o sobrecarga puede comprometer la integridad del sistema de almacenamiento y el cumplimiento legal.
Integración con Sistemas de Seguridad
Además de las medidas físicas pasivas, los recintos donde se ubican los armeros deben contar con sistemas de seguridad activa de detección y alarma de grado 3, según lo establecido en la norma UNE 50131-1.
Estos sistemas actúan como una barrera que complementa la resistencia física de los armeros, permitiendo una respuesta rápida ante intentos de acceso no autorizados o intrusión.
La correcta integración entre la seguridad física y los sistemas de seguridad activa es clave para garantizar un nivel de protección acorde a los riesgos del sector.
Mantenimiento y revisiones periódicas
Para garantizar que los sistemas de almacenamiento mantengan su nivel de seguridad, es fundamental realizar revisiones y mantenimiento de forma regular. Las cajas fuertes, los recintos armeros y los sistemas de alarma deben inspeccionarse periódicamente para detectar posibles desgastes, daños o fallos.
Estas revisiones ayudan a prevenir. Contar con un plan de mantenimiento y conservar un registro de las inspecciones contribuye a demostrar el cumplimiento legal y a asegurar que los equipos funcionen correctamente.
Formación del personal
El personal encargado de custodiar y manejar armas y munición debe recibir una formación adecuada y continua. Esto incluye conocimientos sobre los protocolos de seguridad, el uso correcto de los sistemas de almacenamiento y la normativa aplicable.
Una formación bien impartida reduce el riesgo de errores y negligencias que puedan comprometer la seguridad. Además, facilita que el equipo esté preparado para actuar correctamente ante cualquier incidencia o emergencia.
Elegir un armero adecuado y cumplir con la normativa vigente en empresas de seguridad privada
Además de los aspectos técnicos como el grado de seguridad o la homologación según la norma UNE EN 1143-1, elegir un armero adecuado implica considerar otros factores clave para garantizar el cumplimiento normativo y la operatividad de la empresa.
La ubicación del recinto armero, su capacidad de almacenamiento, la correcta instalación y la integración con sistemas de seguridad activos son aspectos imprescindibles. Todo esto debe alinearse con los requisitos establecidos en la Orden INT/314/2011 y demás normativa aplicable.
Cumplir con la legislación vigente no es opcional: el incumplimiento puede acarrear sanciones graves, suspensión de actividad o pérdida de habilitaciones.
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